La velocidad del cambio rebasa la capacidad de entendimiento de las empresas y organizaciones que componen la sociedad actual: diferente e inestable. La única forma de adaptarse a esta incertidumbre es acelerar a la misma velocidad que el “torbellino”; cuando se quiere mantener la estabilidad de un bote sobre aguas turbulentas, la única salida es remar más rápido que la corriente. El problema no es solamente intentar comprender los cambios tecnológicos, la globalización o las dificultades medioambientales, sino también, transformar las viejas estructuras sociales.

A fuerza de las circunstancias, las instituciones han tenido que cambiar su manera habitual de trabajo presencial por una modalidad remota, a distancia y virtual. Esto provoca una presión adicional sobre la forma de entender al ser humano, a sus interacciones con otras personas y con las máquinas. El irrespeto al planeta y su biodiversidad, obligan a evaluar la estrategia de los países para enfrentar el cambio climático, la migración por el agotamiento de los terrenos fértiles y la falta de alimentos en ciertas zonas geográficas. Entonces, la innovación política se debería imponer con nuevas estructuras de pensamiento alejadas de lo “blanco y negro”, de “izquierda o derecha” y “arriba o abajo”, colocando en el centro del modelo a la persona como conector de la productividad, creatividad y capacidad de re-invención para la creación de bienestar.

Pero un ser humano protagonista de su destino, y no como víctima del discurso y proteccionismo mal intencionado de grotescos personajes. Por lo tanto, se exige un redescubrimiento de la humildad, una lucha frontal contra la vanidad y la priorización de valores abandonados deliberadamente por la codicia de gobiernos y organizaciones. Poco se podrá conseguir sin una real innovación social enfocada especialmente en la educación, eliminando el aprendizaje auto-dirigido a objetivos poco virtuosos y poniendo como prioridad malintencionada a la necesidad particular, en lugar de la búsqueda del bien común.

 

Erick Beinhocker hace referencia al reto que enfrenta el mundo al distinguir entre “tecnologías físicas” y “tecnologías sociales”. Las tecnologías físicas como la Automatización, Inteligencia Artificial, Software Experto, Realidad Aumentada o Impresión 3D, avanzan con el ritmo de los cambios científicos y son impulsadas por la Ley de Moore que está totalmente vigente (tal vez se vea la extinción de esta Ley cuando la Computación Cuántica esté plenamente difundida y al alcance de todos). El crecimiento exponencial de las tecnologías físicas no permite que la humanidad tenga una comprensión plena de lo que sucede: cuando se logra dimensionar el alcance de un avance tecnológico, existe otro que deja obsoleto al anterior, con un tiempo de desarrollo que ya no se cuenta en décadas, sino en meses (o menos).

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Diego Ignacio Montenegro

Diego Ignacio Montenegro

No siempre estuve involucrado con el marketing y la gestión. Realmente podríamos decir que fue un proceso de “descubrimiento”, de “iluminación forzada”. Si debo hacer una auto-presentación, tendría que recurrir a un esfuerzo separado por zonas temporales o épocas que tienen una amplia relación con los ciclos de mi vida. El ejercicio debería ser simple (o vamos a tratar de hacerlo!) y necesariamente debe quedar incompleto. El llenar esos espacios dependerá de cada uno de los lectores, críticos, argumentadores y consejeros de DiegoIgnacioMontenegro.com, que más que un blog de marketing trata de ser una experiencia en “las entrañas empresariales”, en todos aquellos elementos profundos de cambio que estamos experimentando.