Innovación Natural (aprender de los Rock Stars)

By Innovación Ecuador

Las bandas de Rock son una fuente inagotable de Innovación. Sobre todo, aquellas pioneras que sin conocer posiblemente las “modernas y especializadas técnicas” de creatividad que se enseñan en las escuelas de negocio, revolucionaron la escena musical, como ahora intentan hacerlo las empresas en su desenfrenada carrera por conseguir el “santo grial”, que les coloque en un puesto distintivo y en un contexto visible frente al consumidor.

Innovación, Pink Floyd no solo cambió el regular paradigma de cuatro hombres en escena, bien vestidos y con presencia aristocrática de los grupos de rock and roll de finales de los años cincuenta y principios de los sesenta. Lo primero que hizo fue innovar el escenario con claros elementos psicodélicos y experimentales, provocando una sensación inigualable de conexión sincera entre la audiencia y la banda. Luego, en lugar de un “front man”[1] que sea la cara visible, colocó la batería frente al público, en clara señal de irreverencia. Y por último, si de escenario hablamos, interpretar varios momentos de un recital sentados en el piso (en la primera etapa de la banda), o impresionar con un espectáculo indescriptible de luces laser, marionetas voladoras y figuras holográficas.

 

Pero esto puede resultar “interesante”, pero no necesariamente intrigante. Lo relevante está en la concepción musical. Canciones que rompen el tradicional esquema de 4 a 5 minutos de duración, con magistrales ejecuciones como la pinfloydiana “Echoes”, en donde uno se sumerge en más de 23 minutos de melancolía, nostalgia y sonidos inesperados; o, “Atom Heart Mother”, una mezcla de ópera con efectos de guitarra y órgano Hammond que dura casi 24 minutos.

La experimentación con sonidos de animales, espaciales, orientales y hasta el poder del ruido, es otro de los sellos creativos de Pink Floyd. Adaptaciones de “cajas de efectos”[2] para guitarra y bajo que, para la época la industria todavía no había inventado; o, la voz angelical de Clare Torry en “The Great Gig in the Sky” (el gran concierto en el cielo), una canción que en las pocas palabras que contiene, habla del paso inevitable de las personas hacia la muerte:

 

“Y no tengo miedo de morir, cualquier momento esta bien, no me importa. ¿Por qué debería tener miedo de morir?, no hay razón para ello, tienes que irte en algún momento.”

 

“Nunca dije que tuviese miedo de morir.”

 

Hay mucho que hablar sobre los Pinky´s en materia innovadora, pero es indispensable también describir a los personajes. Un Syd Barret (+), vocalista y guitarrista  hasta 1967, “el genio loco”; David Gilmour, “el perfeccionista, ejecutor y emocional”;  Roger Waters, “el creativo y experimentador”; Richard Wright (+), “el profundo e íntimo”; y, Nick Mason, “el progresista”. Todo un equipo de otro mundo.

 

Si conectamos esta “innovación natural” de los Floyd con las organizaciones modernas, son necesarias varias preguntas críticas que deberíamos contestarnos: primero, ¿la empresa ha innovado “el escenario” para que el cliente sienta una experiencia cercana, que no se pueda olvidar y que quede impregnada como huella en la mente y el corazón?; segundo, ¿se han roto las estructuras tradicionales de gestión del talento humano para lograr un contacto más íntimo?; tercero,  ¿los conceptos de generación de valor son realmente únicos, y esencialmente diferentes, enfocados en lo que el consumidor todavía no ha pensado o pedido?; cuarto, ¿la comunicación corporativa usa metáforas con mensajes poderosos, basados en insights[3] profundos?; quinto,  ¿los procesos están en permanente cambio para detectar los momentos de la verdad y los posibles puntos de fracaso en la interacción con los clientes?; y, por último, ¿se cuenta con el equipo directivo multifacético, creativo, diferente y dispuesto a enfrentar todos los obstáculos que el cambio representa? Hay que tener presente esto, sino la última frase de “The Great Gig..” puede ser cierta: “nunca dije que tuviese miedo a morir”, porque es muy probable que la empresa ya este muerta!

 

 


[1] Término utilizado en el vocabulario rockero para definir al cantante de la banda.

[2] Efectos de sonido para el instrumento.

[3] Acto de ver una situación que puede cambiar el comportamiento de las personas.

La Gerencia Apasionada

Futuro en ƒ (cambio)

By Innovación Ecuador

“Dejar una cosa o situación para tomar otra”1… siempre se había puesto a la palabra “cambio” o a la acción de “cambiar” en un contexto de incertidumbre, misterio, desconcierto y hasta de negatividad en el diario vivir de las personas y de la gerencia de organizaciones. El “cambio” muchas veces dejaba una estela de preocupación; sobretodo, cuando el entorno había pasado por un ciclo de relativa estabilidad y se veían venir situaciones que podrían, de alguna manera, alterar el status quo. Por lo general, entonces, los gerentes trataban de “sostener” la condición imperante en donde, personalmente (y empresarialmente) se sentían cómodos y estables. Y es lógico, en ese contexto se podría conocer perfectamente a los protagonistas, a las variables, procesos y competidores; la certeza dominaba la toma de decisiones sobre la política organizacional, los resultados y movimientos del entorno.
Los últimos veinte años, pero aún más, los primeros diez del siglo XXI, nos han demostrado una variación en las tendencias con dos velocidades diferentes: cambios graduales y cambios rupturistas. Por ejemplo, en cierta forma,  los consumidores fueron gradualmente adquiriendo hábitos de consumo en relación a los adelantos tecnológicos. Del Walkman de Sony y todas sus versiones, se decidió por la música en formato mp3 de un ipod; o de la consola de juegos ATARI se han ido utilizando modelos cada vez más avanzados hasta llegar a la wii de Nintendo o la PS3, durante un período no menor a treinta años.

 

Pero por otro lado, cada vez más se siente una velocidad de transformación más vertiginosa, cambios más profundos, ya no graduales; lo que se menciona en algunos tratados como la “dimensión rupturista”2, un espacio más abierto, una zona inestable, con límites poco visibles en relación a las variables y su impacto futuro en las personas y la organización. Donde movimientos sociales, tecnológicos, económicos o políticos leves o amplios pueden producir cambios potenciales en la forma de vida, en la manera de relacionarse de los seres humanos y en la supervivencia empresarial. Imaginemos por un momento que el control de la mayor cantidad de fuentes de agua esté en manos de un solo país, ¿cambiaría esto el estilo de vida futuro sobre el planeta? ¿Provocaría un cambio rupturista sobre los modelos y estrategias de los otros países? Si la respuesta es SÍ, habría que comenzar a ver de cerca a Rusia y su lago Baikal con 1.637 metros de profundidad. Ahora veamos si un repentino y no leve cambio climático (contaminación masiva del aire por ejemplo) afectaría a las economías más poderosas del mundo; entonces podríamos decir que Sudamérica, y en especial Brasil, tendrían una ventaja por sus enormes reservas de aire en la selva amazónica.

 

Es un hecho que las empresas están enfrentando un mayor grado de complejidad. En esta situación, es imperdonable esquivar y tener miedo al cambio, porque la resistencia no provoca más que crisis como ya lo vivimos en los dos últimos años. Ya no se puede proyectar ninguna actividad en un entorno relativamente estable. A las personas no nos queda más que “administrar lo desconocido” y esto exige una innovación personal  profunda; es decir, saber que el futuro es una ecuación en función del cambio, que debemos incluir en nuestro modelo mental de supervivencia y desarrollo.

Entonces, debemos tratar  de ver, identificar y clasificar esas tendencias. Habrá que analizar en diversas perspectivas y escenarios las situaciones cambiantes. Desechar patrones y estrategias en el antiguo paradigma y vincular nuevos elementos del contexto actual que pueden provocar futuras rupturas; y así, conseguir una adaptación menos “traumática”, a través de un diseño más flexible de la estrategia empresarial y de la percepción personal de los hechos. Para captar esto, debemos ser capaces de “vaciar la taza”, desechar nuestras antiguas pre concepciones, para dar paso a nuevo conocimiento, nuevas reglas del juego y nuevos modelos estratégicos y emergentes para enfrentar el cambio actual y futuro.

1 Diccionario de la lengua Española. Real Academia Española. Vigésimo segunda edición
2 Manucci, Marcelo

Innovación: Cambio Superficial

By Innovación Ecuador

Los seres humanos tenemos una tendencia a la negación. Es un mecanismo de protección natural contra la crítica que puede afectar el ego y la posición. Muchas veces nos creemos nuestras propias mentiras, o insistimos en dar una respuesta, asumiendo que somos inconscientes de lo que podría pasar con las decisiones tomadas, cuando la realidad es que tenemos perfecta conciencia de lo que podría suceder.

Si esta lógica (aceptada o no por cada uno) la trasladamos al campo empresarial, y más específicamente a la gestión del cambio, vemos que se convierte en una innegable realidad: sabemos que el cambio es necesario (el cambio disciplinado, ordenado), pero nos engañamos retardándolo o minimizando el impacto de no tomar decisiones oportunas. O lo que es peor, le damos una connotación de “cambio” a cualquier mejora en la organización por mínima que sea. Esto equivaldría a decir que, mejorar la fachada de las oficinas corporativas con un poco de pintura, constituye un cambio empresarial relevante.

La escala de cambio, y podemos incluir el esto también al proceso innovador, podría tener varias interpretaciones:

En un extremo, se tiene al Status Quo que representa una situación de NO-Cambio; lo contrario, se conoce como Cambio Disruptivo, es decir, provocar un cambio (y esta es la acción clave) permanente y sin descanso en la organización. El final de la etapa de Status Quo, y el inicio de la sección Disruptiva se llama Cambio Radical.

 Entonces, cualquier acción “innovadora”, cercana al Status Quo constituye realmente una mejora, que puede ser continua si la organización tiene una disciplina y constancia sobre acciones ordenadas (cómo muestra la gráfica). Si las acciones de mejora comienzan a ser distintas, nuevas y diferentes, podríamos entonces mencionar que constituyen una real innovación, y estaríamos en el hito de la radicalidad. De aquí en adelante las ideas son explosivas, impredecibles, de difícil manejo, de más complicado orden.

 La mayoría de organizaciones hacen mejora continua (algunas ni eso, permanecen inmóviles) y piensan que tienen innovación, este vendría siendo un estado de inconsciencia. Algunas saben que las mejoras realizadas NO permiten una preferencia de sus consumidores, sin embargo, insisten en realizarlas. Claramente existe conciencia, pero con una inconsistencia de enfoque.

 AC/DC es una banda de Rock radical. Desde sus inicios hace más de 40 años demostró innovación (vea a un Angus Young vestido de colegial en el escenario, por ejemplo). Generación tras generación se ha ido adelantando a los gustos del mercado. Su última asociación con la película IRON MAN 2, demuestra un claro interés por llegar a los más jóvenes de la generación Y, y a los niños Z. Su vigencia es tan notoria, que siguen tocando en vivo para audiencias de más de 80.000 personas. Young y su banda tienen un promedio de más 60 años de edad.

Y si disrupción se trata, hay que entender a Apple con su Apple III de los años ochenta, o su Mac y, por último, Ipad. O piense en Circo del Sol con su mezcla (guionización [1] entre circo y ópera. O en 3M y su catálogo de productos disruptivos para el uso personal o industrial.

¿Cómo estamos entonces llevando los procesos de cambio? ¿se cuenta con las herramientas necesarias para el desarrollo de ideas creativas en las personas? ¿Qué tipo de cambio se está aplicando? ¿Es este relevante para el cliente? Todos estos cuestionamientos deben llevar necesariamente a una “consciencia” clara del proceso y sus consecuencias.

 

 


[1] Guionización se refiere a una cultura de copiar y pegar, combinar las cosas de una forma nueva.

Innovación: Cambio versus Maquillaje

By Innovación Ecuador

Innovación, El cambio debe llevar a la innovación o la innovación al cambio. Peor aún, ¿Qué es realmente un cambio? Podríamos decir que la habilidad que tienen las personas para todo el tiempo reinventarse (o cambiar); hacer que sus ideas se apliquen en las organizaciones, llegando al final a una innovación. En otras ocasiones (no menos frecuentes), la innovación empresarial, producto de la creatividad de los individuos, hace que la organización (vista desde la perspectiva de un modelo vivo) tenga que impulsar a que las personas se muevan necesariamente, que se sometan a la fuerza del cambio o que tengan que abandonar la empresa por su falta de adaptación a esta nueva fuerza impulsora

 

En definitiva, parecería ser que un real cambio requiere que se haga algo distinto de lo que se hacía antes, mejor si es radical o revolucionario (a pesar del desgaste de la palabra), pero que vaya a influir poderosamente en alguien; que a lo mejor no sabe ni pensaba que el producto, resultado de la innovación, pudiese existir. Si el cambio es pequeño, una modificación sutil o un “maquillaje” necesario para conservar en algo la atracción, no se está en el terreno del cambio, sino de la mejora continua; que bajo ningún concepto es despreciable, pero que si carece de la radicalidad suficiente para sorprender e impresionar gratamente.

4:59 am., he considerado que el ordenador MacBook Pro de Apple es extremo. Fui de los primeros usuarios de un ordenador comercial, allá por la década de los ochenta (por coincidencia un Apple III), así que conozco algo de la historia. Es la ventaja de alguien de la generación “X”, que ha visto los dos mundos: el análogo y el digital. La máquina de escribir y la revolución digital, el walkman de cinta magnetofónica y el ipod. Pero luego de esa primera experiencia temprana, no me acuerdo haber usado otro computador que no fuera un PC; y aquí estoy, a las 5:08 de la mañana, sentado frente a una MacBook, sin el menor cargo de conciencia por haber abandonado una historia de más de veinte años con las PC´s. Y se me considera un adoptador tardío, posiblemente por el miedo al cambio o a complicarme la vida con un nuevo formato distinto al conocido.

Es que a veces la regularidad afecta tanto a nuestras vidas, que dar el paso es difícil. Lo mismo sucede en las empresas, que dejan de lado a la innovación por centrarse en el día a día, eliminando por completo la posibilidad de que haya “sorpresas” en la operación cotidiana. Tanto el cambio como la consecuente innovación (o al revés) requiere apuntar en grande, a la cúspide. No puede ser desperdiciado el momento oportuno con ejercicios incompletos, aislados o insuficientes. Pero en determinado instante, irse en contra de la cultura establecida dentro de las organizaciones, de los valores y creencias de las personas, puede ser una tarea compleja que desgasta la oportunidad de cambio. La respuesta está en la dirección de las empresas, en el ejemplo de los directivos; en la manera de generar objetivos, planificar, buscar recursos, evaluar y motivar a los colaboradores. Los líderes deben hacer posible que sus ideales sean compartidos por todos dentro de la empresa, que las personas se inmiscuyan en los proyectos, que los vean como suyos, y que visualicen los beneficios futuros.

líder

Los directivos (este término necesariamente contiene el adjetivo de líder) también deben dirigir la innovación favoreciendo la experimentación y el conocimiento, afrontar las adversidades junto con el equipo como referentes para el compromiso del resto de integrantes. La innovación requiere introducir cambios en la forma de funcionar para transformar nuevas ideas en resultados[1]. La responsabilidad es de todos dentro de las organizaciones para conseguirlo, pero sobre todo, de líderes conscientes que puedan imprimir su “sello personal” en este proceso, que sin lugar a dudas tendrá una dosis de su estilo propio; pero abriendo paso a las ideas, a las corrientes distintas, al pensamiento divergente y a la diversidad.

[1] Vilá Vilar, Joaquín. IESE Business School